viernes, 12 de diciembre de 2014

A la guerra con ellos

Kimberley "B" quedó eliminado del torneo de Primera División a manos de Unión "A". Si querés leer la crónica ingresá a Planeta Naranja http://planetanaranja.net/2014/12/super-varas/. Acá va algo más interesante que, creo, compartimos la mayoría de los que estuvimos anoche en el Valentín Pérez.


Final del partido y un silencio abrumador, como si se aturdieran los oídos de todos los que estábamos ahí en las gloriosas maderas del Valentín Pérez. Un momento de pausa, de esos que te pasan pocas veces y por cosas muy fuertes. Un segundo, un solo segundo tildado, pero mil cosas pasando por la cabeza de los que allí nos dimos cita. Miró las caras primero de los que estaban en la tribuna, todos en la misma situación. Los jugadores algunos también, otros con la misma cara pero en el piso después de haber derramado hasta la última gota en el parquet de nuestra cancha. El momento, el segundo, no pasa más, para nadie. Pero lo que se sucede son imágenes y momentos en la cabeza de todos. El silencio se corta con una voz: "que campañón Kimberley 'B'", se escucha desde las gradas donde todos se paran a aplaudir, acto seguido.

Entre las cosas que pasan por la mente están los entrenamientos a las 3 de la tarde, a las 16.30, a las 19, a las 21, los sábados a las 10 de la mañana. Con calor, lluvia, viento. Las corridas por la costa. El gimnasio, cada uno a la hora que puede. Un sinfín de esfuerzos (y malabares) para coordinar (dejar de lado) horarios y llegar a entrenar. Los asados, las salidas, las charlas hasta cualquier hora sobre el equipo, sobre el club, qué tenemos por mejorar, llamemos a este que está mal por tal cosa, a este le falta tal otra. Hay que subir una jirafa en el club, hacer de mozos en la fiesta aniversario, ¿a qué hora? Dale, vamos todos.

Un equipo que se creó por la idea loca de algunos amigos y un entrenador a kilómetros de distancia. Dos mensajes de texto, pocas palabras, todos amamos al club y con eso sobra. Ni hablar hace falta, vamos para adelante. Este quiere jugar, te acordás de aquel, todos quieren sumar y dar una mano. Porque el concepto y el mensaje son claros: amar a Kimberley por sobre todas las cosas.

Primer año, más sacrificio que juego. Derrota con la frente en alto en la Reclasificación a manos de Unión "B". Segundo año, Sporting (jugando Provincial de Clubes) deja afuera a un equipo que ya era mucho más que sólo actitud. Tercer año, llegan jugadores de calidad pero que saben a donde se meten: tienen que defender a muerte la verde y blanca. El año corre, los rivales pasan y se llega nada más y nada menos que a la semifinal, ante el mejor equipo del básquet marplatense en los últimos años. La serie estuvo ahí, pero se la llevó Unión "A" por esas cosas del destino. Un segundo, un momento, y todas las imágenes de nuevo. Una secuencia que aún en este instante se sigue cruzando. Una sola conclusión: con ellos vamos a cualquier lado, hasta a la guerra.

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